La película pone una mirada dura y emocional a los efectos del abuso de opiáceos en los adolescentes, sus familias y amigos. Está diseñado para abrir la puerta a la comunicación y la discusión para alentar a aquellos que necesitan apoyo y ayudarles a buscarlo.
Diversos adolescentes cuentan sus historias personales y sirven para inspirar a otros.
Doug Greenwich, un electricista retirado de Putnam Valley, Nueva York, perdió a su hijo de una sobredosis el 13 de junio de 2013. Su historia sirve como telón de fondo del documental.
El Dr. Marc Fishman, doctor en psiquiatría de la adicción, es el director médico del Centro de Rehabilitación de Mountain Manor en Baltimore, Maryland. El Dr. Fishman presta su experiencia en la adicción a la película explicando muy claramente la ciencia y la psicología que está detrás de cómo la adicción a los opiáceos puede fácilmente tomar el control.